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ARTÍCULOS DE "EL MUNDO". Sábado 1 de noviembre de 2003

El Mundo / M2 / Corazón de Madrid / Viva la vida

Alaska empezó a escribir su libro pensando en una docena de transgresoras, pero se le fue llenando y, al final, nombra a 400 / La octava edición del Festival de Cine Gay y Lésbico aterriza con fuerza: se proyectan 55 películas en 7 días

NO HAY MÁS TRANSGRESIÓN QUE LA DEL CUERPO

Leopoldo Alas
Vaya semanita. Confundo, entre brumas, los actos a los que he acudido, de tal manera que mi memoria transforma al hijo de la poeta portuguesa Sofía de Mello: ya no es él agradeciendo en el Palacio Real el XII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que recogió en nombre de su madre, sino el director de Martínez Roca Pablo Álvarez. Y no se dirige a la Reina, que estaba elegantísima (y qué afectuosa en la distancia corta, que gran profesional), sino a Alaska, sentada a su lado en el auditorio de la Casa de América. Presentaba su libro Transgresoras y ella también es una reina. Lo empezó a escribir pensando en una docena de transgresoras pero el libro se le fue llenando y al final menciona a más de 400. También dijo que en el poder político ya no las hay, que nuestras últimas mujeres transgresoras fueron las milicianas. Los políticos de hoy, hombres y mujeres, no son desde luego el colmo de la transgresión. Darían el pego si se siguieran el ejemplo de Divine, se cambiaran de sexo o se operaran de pies a cabeza. Ya no hay más transgresión que la del cuerpo. Por eso tiene sentido el libro de Alaska, que no en vano se ha hecho historiadora. La transgresión ya es historia y como tal la aborda ella. Como tal, la abordamos todos. También los gays fuimos transgresores y nos vamos normalizando en nuestra lucha por la igualdad. ¿Quién quiere y puede transgredir con la que está cayendo? Lo poquito que nos dejan. Ahora me veo en otro auditorio, el de CCOO, sentado en mi butaca junto a Luis Antonio de Villena en la gala de inauguración del Festival Internacional de Cine Lésbico y Gay de Madrid (la Fundación Triángulo, que lo organiza desde hace ocho años, pone gai con i latina pero yo me desmarco porque no sólo estoy por la pluralidad, sino también por la gramática). El festival coge fuerza. Este año se proyectan 55 películas, en 7 salas. Los presentadores, Javier y Pepa, fingían estar en un ensayo y que nosotros éramos dobles de figuración, incluidos los premiados: la actriz Anabel Alonso, que recibió una estatuilla por su personaje de Diana en Siete Vidas, y el director Pedro Olea, que la recogerá en la clausura del día 9, por haber dignificado a los gays con su cine (especialmente, con su mítica Un hombre llamado Flor de Otoño). Después proyectaron la película irlandesa Goldfish memory, de Liz Gill, una divertida comedia romántica que celebra el amor en todas sus manifestaciones. Intercambié saludos y abrazos con destacados miembros de la plana mayor de los gays, entre ellos Pedro Zerolo y señor o Miguel Ángel López, director de la revista Zero, que sería el responsable de comunicación si en efecto fuéramos la oligarquía gay, como nos llama mi amigo del PP Juan Soler. Es cierto que vamos a más, pero porque veníamos de menos y de nada.

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