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El Mundo / UVE / LAS PERLAS (28-07-04)

"LADRAN, LUEGO CABALGAMOS"

Leopoldo Alas
Ladran los curas, luego cabalgamos. Prefiero verlo así porque si no, se me envenena la sangre con el solemne ataque del arzobispo de Santiago, Julián Barrio, al matrimonio gay, hoy que por fin se va a hacer justicia social para acabar con un discriminación legal que contraviene el principio constitucional de igualdad. La cosa no irá mal cuando estos se ponen nerviosos. En efecto, siempre ladraron contra el progreso, desde mucho antes que don Quijote y Sancho toparan con la Iglesia en la novela inmortal de Cervantes. Habría que tirar de hemeroteca para recordar lo que decían cuando se aprobó la ley de divorcio. Con el matrimonio gay ocurrirá lo mismo y las cruces que ahora se hacen los curas, la lata que dan, quedarán en el anecdotario de la infamia. Con lo jodido que de por sí es vivir, qué empeño tienen algunos en cercenar libertades y en imponer una moral jurásica que luego son ellos los primeros en contravenir, con obscena hipocresía. Es lo que hace el presidente Bush. Primero lo intuimos, luego empezamos a saberlo y por fin podemos verlo, con toda su crudeza, en el excelente documental de Michael Moore. De Fahrenheit 9/11 sales con la certeza de que ese hombre perderá las próximas elecciones en EEUU pero también te preguntas cómo es posible que todavía no le hayan sentado en el banquillo por inmoral (él, que invoca a Dios con las manos manchadas de sangre y de petróleo) y por corrupto (sus negocios con la familia Bin Laden y con otras fortunas de Arabia Saudí antes y después de los atentados del 11-S). Pero lo más grave es su peligrosa estupidez, manifiesta en la escena del colegio de Florida, cuando su jefe de gabinete le comunica que el país está siendo atacado y, durante los diez minutos siguientes, incapaz de reaccionar, Bush se pone a leer Mi amiguita la cabra, se aferra a un cuento infantil. Esos ojos lo dicen todo. Hablan de su incapacidad y de su mezquindad. La humanidad no está en condiciones de permitirse que su destino común quede en manos de individuos como ése. Mientras tanto yo, por si acaso, me sigo cultivando (como las perlas). Contra la ignorancia dominante, que es la raíz de todos los males, leo La cultura de la conversación (Siruela), de Benedetta Craveri, nieta de Benedetto Croce. Contra la amenaza de una nueva homofobia y contra la idea heterosexista de la homosexualidad como transgresión (Bataille), me fortalezco con la visión de Genet (el cuerpo, el placer, la dignificación de lo vergonzante), que Didier Eribon analiza muy bien en su ensayo Una moral de lo minoritario (Anagrama). ¡Qué transgredan ellos!

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