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ARTÍCULOS DE "EL MUNDO". Sábado 3 de enero de 2004

El Mundo / M2 / Corazón de Madrid / Viva la vida

No ha sido un buen año el 2003: guerra, accidentes, enfermos y muertos cercanos / El calor humano no tiene precio, como pude comprobar en una Nochevieja muy especial / Las uvas las tomamos con una gigantesca Carmen Sevilla / Feliz 2004

BIENVENIDA AL AÑO NUEVO EN COLMENAR DEL ARROYO

Leopoldo Alas
No ha sido buen año el 2003: guerra, accidentes, catástrofes, enfermos y muertos muy cercanos. En el recuento de fallecidos ilustres que El Magazine hizo la semana pasada faltaba mi amigo del alma, el gran músico argentino Joe Borsani, que nos fue arrebatado en junio. Al ver que su nombre no figuraba, fantaseé con la posibilidad de que siga vivo, en un largo viaje por Japón y otros países remotos. Así encara su ausencia Javier Furia. Sus seres queridos sentimos que la energía vital de Joe inspira nuestros actos y alienta los azares más sorprendentes. En la última noche del año, los mensajes SMS de felicitación superaron a las llamadas. Pero el calor humano no tiene precio. Quisimos pasar la Nochevieja con un amigo muy querido que lucha contra el cáncer: el realizador de televisión Lorenzo Zaragoza. Fuimos a cenar a su chalet de Colmenar del Arroyo: mi hermana Estela Alas, que hace años fue su novia, mi sobrino Mercurio Paniagua, mis amigos Félix Leiro y Julio Romero, del cogollito de íntimos. En la casa nos esperaban los mejores amigos de Lorenzo, el médico analista Pedro Martínez, que sigue fascinado con la India, y el músico Gustavo Ros, cuya estimulante conversación es al menos tan benéfica como su risa. Más el hijo adoptivo de Lorenzo, Juan Carlos Bayano, que luego se iba de fiesta con su novia y con una amiga, los tres radiantes, y su amigo el pianista filipino Richard S. Esteban, que tardó horas en elaborar una exquisita sopa de cebolla. En torno a la mesa nunca llegamos a estar todos sentados. Era un trasiego delirante. Se nos juntó el cordero con las uvas. Y ahora imaginen un televisor de 60 pulgadas en el salón (Lorenzo siempre ha estado a la última en tecnología). A ese tamaño, la televisión es aún más obscena. Sus programas se revelan absurdos y decadentes. Cumplimos con el rito de las campanadas bajo la presencia gigantesca de Carmen Sevilla y Ramón García. Me cuenta un amigo que Esperanza Aguirre estuvo enorme felicitando a todos los inmigrantes que han dejado sus países y a sus familias para aspirar a un mundo mejor, y dijo que son el motor de nuestra economía. Carmen de rojo intenso estaba más bien a la uva, a la braga roja, al oro en la copa. Y como el sortijón no cabía, metió en el champán su pulsera, que luego se bebió porque lo suyo es hacer patochadas. Julio Iglesias pidió paz en el mundo y a continuación saludó a las tropas destacadas en Irak que nos defienden, dijo. Pidió a las gentes de España que tengan más hijos y cantó El bacalao. Que quieren que les diga de todo esto. Da igual. Nosotros reíamos y nos hacíamos fotos sin descanso, hasta 450. Lo importante es estar entre amigos de verdad, poder bajar las armas, sin imposturas, sin reservas, sin añadir más problemas al gran problema de vivir. Y juntos plantarle cara al futuro. Feliz 2004.

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