Blogia
leopoldoalas

ARTÍCULOS DE "EL MUNDO". Sábado 27 de diciembre de 2003

Corazón de Madrid / Viva la vida

Pepe Patatín y Bali se han asociado para llevar el que será sin duda punto de encuentro de la conexión moderna, la red de veteranos que venimos de los 80

BIENVENIDOS A LE KI, QUE ARROPARÁ NUESTRO INVIERNO

Leopoldo Alas
Navidad por la noche. Con la resaca física y anímica propia de un día así, tomo la calle de La Paz donde hace años, incluso décadas, tuvo su casa Chacho Carreras. Junto al teatro Albéniz. El local que está en el número 5 fue una coctelería llamada If en la que estuve alguna vez, no sé si haciendo tiempo para ver un espectáculo o tras haberme salido de él o después de una película en los cines Ideal. Ahora ha recuperado su nombre original, Le Ki, de la mano de Pepe Patatín y de Bali, que se han asociado para llevar el que será sin duda punto de encuentro de la conexión moderna, para entendernos, esa red de veteranos de la noche que venimos de los 80 -la edad dorada- y que hemos sobrevivido a las inclemencias del tiempo, al poder disolvente de la nada social, a los abismos de una cultura viva que todavía no se ha valorado como merece. Y que ha resistido en buena medida gracias a los locales que Patatín propició en la oscura década de los 90: entre los más singulares, La Gloria en la calle Vergara (de sus tiempos con Antonio Alvarado) y El Baticano (así, con B) en la calle Colón. Cuando llegué, ya estaban algunos invitados. Poco a poco, irían llegando más. Era una fiesta privada, de amigos. Qué mejor manera de presentar en sociedad el perfecto bar de copas del duro invierno que empieza. Mi querido Javier Furia y yo abordamos el asunto de los locales, que en otra época estaban claramente diferenciados: lo que era una discoteca de un disco bar, de un disco pub, de un bar o de un pub sin más. El tipo de música y el volumen son definitivos. También lo es que haya banquetas como en Le Ki, las de la barra y las de enfrente, con su repisa para apoyar las copas y debajo, dentro de poco, unos ganchos para colgar los abrigos (sugiere Furia). Nos saluda un pletórico Andrés Martín, de Vértigo Films. Cambio impresiones con otro hombre de cine, Paco Díaz, que tras su primer corto, Vámonos (sobre la pasión entre una olvidada actriz madura y una joven madre de raza gitana), se enfrenta al reto de rodar un largo, esta vez una comedia que podría tratar sobre el éxito humano que puede suponer un fracaso social. Acabo de charleta con los jóvenes Nikky y François, del trío musical Dirty Princess. Pero antes saludo a Juan Tormento y me cuesta apartar la mirada de su brazo tatuado. Siempre decimos que ahora vive en Berlín pero él deja claro que viene y va. De hecho, no falta a ninguna cita importante. Está hablando en la barra con el representante de actores Ramón Pilacés, que de pronto nos saluda imitando el acento argentino. Recursos del petardismo. Y si Pablo Pérez Mínguez, que irrumpe en Le Ki como un torrente, se ha puesto a disparar fotos con su cámara, significa, aunque suene pretencioso, que hemos empezado a escribir una nueva página de historia.

0 comentarios