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ARTÍCULOS DE "EL MUNDO". Sábado 22 de noviembre de 2003

Corazón de Madrid / Viva la vida

Rubi y Los Casinos volvieron a subirse a un escenario para homenajear al desaparecido Joe Borsani / Entre el público que acudió al Honky Tonk había 'fans' incondicionales, amigos leales y jóvenes boquiabiertos ante el poderío de una madurez radiante

TODO SOBRE JOE (AMOR A LOS BORSANI)

Leopoldo Alas
Hay muertos muy vivos, como Joe Borsani. No puede no haber nostalgia en su recuerdo pero la influencia de su energía artística y vital es poderosa. A él iba dedicado el concierto que dio el jueves su ex mujer María Teresa Campilongo, por todos conocida como Rubi, en el Honky Tonk. Fue el come back de una estrella que nos tenía castigados sin actuar desde hace años. Y ahí estaban de nuevo Rubi y Los Casinos con una formación potente: dos guitarras (Marisa de la Plaza, pequeña rockera rubia, casi una réplica de Marité que erotizó al personal, y Tito Larregui); el bajo, Daniel Funes, y el batería, un alemán apellidado Wölker. Rubi prescindió de los teclados, que ablandan mucho. Fue un concierto super guitarrero a tono con unos tiempos en los que, como pronostica Carlos Galán, el techno está agonizando y vuelve el rock, espero que el mejor, como en este caso: un rock and roll puro con un riff cadencioso muy stoniano. Rubi lleva 25 años en este país, es un referente fundamental de la movida y, además de historia y de muchas tablas, tiene y conserva una de las voces más privilegiadas y mejor educadas de nuestro maltrecho y desorientado panorama musical. Entre el público, fans incondicionales, amigos leales, jóvenes boquiabiertos ante el poderío de una madurez radiante. A pie de escenario, Mario Vaquerizo se sabía todas las canciones porque la rubia argentina fue su fetiche, su pasión de fan fatal antes de su encuentro, yo diría kármico, con Alaska, que jamás falta a las citas fundamentales. Allí estaba el pintor Pablo Sycet, autor de algunos de los éxitos que interpretó la banda, como Sombras grises y Al borde del abismo, ambas en colaboración con Nacho Canut, que también compuso la espléndida canción Te podría besar (pero no debo), y al que eché de menos. Por supuesto estaba la hija de Rubi, Juana, rodeada de sus más íntimos amigos. Y Carlos Borsani con los chicos del GAD. Y amigos de siempre como Ignacio Mateos y Luis Martínez de Merlo, que a su vez había dado el martes un recital en el Anticafé (calle Unión) de su última serie de poemas, Canciones del tiempo del sueño, acompañado por tres jóvenes músicos: Loic Martín Cochet (didjeridoo), Elsa Ferrer (viola) y Canco López (zanfoña y flauta). Pero volviendo al Honky Tonk, tras el concierto, muchos le pedimos a Rubi que se prodigue más. Y no faltará quien se anime a grabar un nuevo disco suyo, como le pedía una y otra vez nuestro querido Joe. Rubi arrancó con un temazo propio, Caí rendida, y concluyó con su gran éxito Yo tenía un novio, himno indiscutido de la movida que compusieron Joe Borsani y Armando Llamas. Y como colofón, para satisfacer el hambre atrasada del público, la fascinante This boots are made for walking, que en su día interpretó Nancy Sinatra (y tantos otros artistas). Queremos más.

1 comentario

jorge lacoste -

mi nombre es jorge y soy el esposo de leticia,la excantante de los tios queridos.estamos en argentina y nos interesa contactar a maria teresa campilongo.
atte