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ARTÍCULOS DE "EL MUNDO". Sábado 11 de enero de 2003

Corazón de Madrid / Viva la vida

Cuando yo era joven e inocente, pensaba que ciertas cosas desaparecerían con el fin de la dictadura / Temo que el desembarco de Ana Botella en la escena pública de la ciudad nos hará retornar sin remedio a los tiempos del NO-DO / Vecinos, ¡a las urnas!

ESCONDAMOS LOS ANILLOS, PROTEJAMOS LOS MADROÑOS

Leopoldo Alas
Hace un año por estas fechas mis amigos y yo solíamos repetir, enmendando la plana al mismísimo Hegel, que ya ni las piedras son inocentes. Cuando yo todavía lo era, de joven, pensaba que ciertas cosas desaparecerían con la dictadura, como la expresión “hazme el amor”, que sin embargo se sigue utilizando incluso entre las últimas generaciones. También daba por supuesto que el tipo de mujer que alumbró el espíritu de la Sección Femenina de Falange se perdería felizmente para siempre en las brumas del pasado, pero me desengañó la aparición de Ana Botella en la escena pública, primero como señora del presidente y ahora como candidata a las próximas elecciones municipales en el número tres de la lista que encabeza Alberto Ruiz Gallardón. Va para concejala de Asuntos Sociales, como ya se dijo cuando empezaron a hacer el paripé, el uno lanzando su oferta y la otra fingiendo que dudaba. Fue un auténtico shock. Ahora es una pesadilla sin paliativos. Volverá el Nodo y veremos a Ana repartiendo caridad, rodeada de enfermos dóciles, de yonquis y fumadores conversos, de inmigrantes buenos, de resignadas mujeres maltratadas y de ancianos rendidos. Asegura que su vocación política pasa por el servicio a los demás pero es imposible no ver, detrás de tan dudoso disfraz solidario, a una mujer ambiciosa y temible en busca del Anillo del Poder. Bajará si es preciso a los infiernos de Mordor para conseguirlo, lo rastreará en los poblados del jaco, en las cunetas y en las aceras de la prostitución, en las cárceles que, como decía ayer Eduardo Haro, le van a dar “mucho trabajo porque su marido las va a llenar de pequeños y grandes delincuentes”. Un tribunal de Berlín ha enviado a un psiquiátrico al albañil de Mozambique que robaba anillos de boda, hasta 124, para Claudia Schiffer. Quería casarse con la modelo y necesitaba muchos anillos para que ella escogiese, pues no estaba seguro del tamaño de su dedo. Así me encontrarán a mí si el PP gana las municipales, buscando anillos como loco para evitar que Ana encuentre el que le dará un poder definitivo, convirtiéndola bien en alcaldesa, que no lo quiera Dios (el suyo intransigente o el que tenga competencia en este asunto), bien en presidenta del Gobierno, poniéndonos en lo peor: un escenario apocalíptico y probablemente posnuclear. Afirma que sus valores son de centro reformista y de diálogo pero, una vez asumido que se acabó la inocencia, ¿cómo pretende Ana que la creamos? Si ataca a los gays, si ensalza los valores del integrismo católico y familiar, si defendió al alcalde de Ponferrada, juzgado por acoso sexual a una concejal, si presentó el libro plagiado de Ana Rosa Quintana. Escondamos los anillos, protejamos los madroños de la ciudad para que no trepe por ellos. Vecinos, ¡a las urnas!

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